lunes, 10 de mayo de 2010

Recursos para el Apego


Yendo hacia el trabajo por una ruta distinta a la habitual, me llamó la atención un gran cartel que enunciaba los proyectos de un candidato político para la pasada elección. De pronto me encontré preguntándome: ¿ya pasó tanto tiempo desde las elecciones? El cartel, un objeto inanimado, daba la impresión de que el tiempo se había detenido. Una ilusión, por supuesto.
Entonces se me ocurrió pensar en la infinidad de cosas que existen hoy en día para contribuir a esa ilusión.
Vamos a analizar algunas de ellas.
Fotos: ¿Quién no tiene fotos de familiares que ya han muerto? ¿Quién no tiene fotos de cuando era niño? ¿Quién no tiene fotos de antiguos compañeros de escuela o del club? ¿Quién no tiene fotos de amigos de la infancia o de la juventud? ¿Quién no tiene fotos de su casa, de paisajes, de lugares que alguna vez visitó? ¿Cuántas personas actualmente no tienen una cámara fotográfica, digital o no, en el celular o una filmadora?
Ah! nada como ver viejas fotos para rememorar los buenos viejos tiempos. Para rememorar que buena y cuanto nos gustaba la compañía de tal o cual persona. Para recordar viéndolas cuán lindo era ese parque o que bonita había quedado la casa cuando se terminó de decorar. ¡Qué joven era y qué bien me veía!
De pronto… el grato recuerdo se transforma en una sensación de pérdida, de tristeza, de nostalgia que lastima. Y pasamos de sentirnos bien a sentirnos mal.¡Ha nacido el ‘surgimiento dependiente! Que ocurre debido a las condiciones cíclicas causales mutuamente dependientes. Los fenómenos cíclicos comienzan y terminan con gran intensidad. El surgimiento dependiente es una acción mental intensa a la velocidad de un rayo. Como lo describo en el próximo párrafo, “en menos de un segundo, en un abrir y cerrar de ojos”.
No tiene nada de malo ver viejas fotografías, si la intención se quedara en eso. Pero la mente y los sentimientos nos juegan malas pasadas. El contacto con el pasado se hizo con ignorancia, entonces sobrevino el apego que nos conduzco en menos de un segundo, en un abrir y cerrar de ojos, al sufrimiento. Ya no miramos simplemente las fotografías, nosotros deseamos volver a ser tan felices como éramos, que la gente que ya no está reviva, queremos que el paisaje no cambie, que la casa no se deteriore, que el tiempo regrese y se detenga justo allí, en el feliz pasado.
Nadie se pone a pensar que el pasado se idealiza, porque se sacan fotos de momentos, gente y lugares que nos gustan. Lo desagradable pertenece al presente, ¡al pasado jamás! ¡el pasado fue perfecto! Nos sumimos en el sufrimiento sólo por ver unas fotos.
Música: ¿Quién no escucha con deleite canciones que estuvieron de moda? Nos llevan mágicamente a una época de oro: la de los bailes de juventud, de movimientos ágiles y rebuscados para seguir el ritmo, de fascinantes encuentros con chicos y chicas. Y el recuerdo de la ropa que nos parecía elegante y sentadora pero que en realidad era ridícula.
Además, si se analiza bien, las canciones eran todas iguales, con pequeñas diferencias en cada una. Siempre pasó, la creatividad tiene un límite.
No tiene nada de malo escuchar viejas melodías, pero aquí también la mente y los sentimientos nos tienden una trampa y en el contacto con ignorancia caemos indefectiblemente en el sufrimiento. El apego se manifiesta, no en escuchar una canción de hace muchos años, sino al pretender vivir otra vez “¡en la época de esa música genial!”
Acá también se recuerda lo lindo de los bailes; no se recuerdan los malos momentos en la escuela, las malas notas con su consiguiente castigo, los primeros desamores, el miedo de no “encajar” en el grupo y sentirse menospreciado por quien lucía mejor o era más popular. Otra vez la ilusión nos ha ganado. Parece que nadie repara en el equipo reproductor de música o en el CD.
Películas: si hay algo que es una total y absoluta mentira es una película. Desde la historia distorsionada hasta el método de hacer un filme en sí. En las películas los actores interpretan personajes, parece que se mueven, parece que hablan, parece que se emocionan o que se asustan o que se enojan.
Parece. Muchos se desilusionarían viendo la serie de fotogramas inanimados y silenciosos que conforman una película. Las voces y la banda sonora se agregan después y se edita todo junto para dar la ilusión de movimiento y sonido. Y los actores no se parecen en nada a sus personajes, ni siquiera lucirían tan bien si no fuera gracias a kilos de maquillaje y vestuario a medida.
En cuanto a la historia relatada, ésta está hecha de acuerdo al gusto del guionista, ajustándola a los minutos que debe durar el filme. La mayoría son historias inventadas por la imaginación del escritor.
No tiene nada de malo ver una película que nos gusta, pero de ahí a creer que lo que vemos es real o que fue tal cual se lo relata, hay una gran diferencia. ¿Y que pasa con quien pretende vivir de acuerdo a lo que vio en una película? ¿Nadie se da cuenta de que las películas sólo tienen por propósito entretener y hacer ganar dinero o un premio a quien las hizo o las interpretó? Es imposible ajustar la vida a la historia más o menos verídica de un filme. ¿No notan que se necesita un televisor, un reproductor de DVD o un cine para verlo? Es ilusión.
En épocas pasadas, habría otros recursos para el apego. Hoy tenemos estos, que están presentes en todo el mundo y a cada momento.
Todos y cada uno de ellos forman parte del sámsara, la ilusión, lo que parece ser pero no es.
Si el contacto es con sabiduría, veremos las cosas tal cual son: recuerdos, imágenes impresas, sonidos grabados, gente que parece moverse en una pantalla. De ese modo no hay apego, no hay sufrimiento.
En cambio, si el contacto es con ignorancia, creeremos que la ilusión es verdad, que todo realmente está allí y que jamás desaparecerá. Anteponer nuestro deseo a nuestro discernimiento, hace que nos apeguemos a la ilusión y eso nos conduce al sufrimiento.
¿Quieren utilizar los recursos para el apego y sufrir con eso? Entonces crean que todo lo que ven es real y que jamás desaparecerá.
¿No quieren sufrir? Entonces vean esos recursos tal cual son: fotos, grabaciones, películas. La gente y los sonidos que allí aparecen no están realmente. Son una ilusión.
Ahora que lo hemos comprendido, podemos disfrutar de ellos. Y … ¡alerta al surgimiento dependiente, no dejen que nazca!
El cartel sigue allí, algún día lo sacarán…
Namo Amitabha !!

Rev. Fa Di Shakya OHY

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